Con una segunda ola ya en marcha golpeando las cuatro esquinas del continente, la Unión Europea pretende acabar con el desbarajuste fronterizo que fue protagonista en los primeros embates de la pandemia la pasada primavera. Para garantizar que los europeos puedan ejercer su derecho de desplazarse libremente por todo el territorio, los Veintisiete establecerán criterios científicos comunes y armonizarán las acciones de respuesta frente a la emergencia sanitaria. Una idea fuerza late bajo la propuesta, a la que ha tenido acceso este periódico: las restricciones a los movimientos de las personas deberán ser el último recurso. Todo por salvar Schengen, el espacio de libre circulación, malherido tras meses de crisis del coronavirus.
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