No hay una bala de plata que detenga los contagios. Es la suma de medidas que se complementan. Mascarillas, geles, distancia de seguridad, ventilación o higiene son como capas porosas de protección que juntas obstaculizan la infección. Con la Navidad sucede lo mismo. Cuanto más nos alejemos del escenario seguro ―solos en casa―, más medidas tendremos que tomar para minimizar el peligro. Nunca habrá riesgo cero. Pero si se va a celebrar, mejor contar con las mejores herramientas para sacar de la ecuación situaciones innecesariamente arriesgadas.
Seguir leyendo