Las personas treintañeras suelen entrar con mucha ilusión en las discotecas, pero Fernando Polack puso el listón muy alto un día de 2002. Aquella jornada cruzó la puerta del Bar Rojo, un local de Buenos Aires que acababa de echar el cierre porque su dueño estaba desencantado con las nuevas relaciones amorosas que veía detrás del mostrador, sin la galantería de antaño. Aquel empresario de la noche pensaba que había terminado una época. “Era una discoteca grande, oscura, con una barra con cuero rojo y la bola de John Travolta. No tenía ventanas, así que era perfecta para armar un laboratorio médico”, recuerda todavía con entusiasmo Polack, por entonces un pediatra que trabajaba en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore (EE UU). Así nació la Fundación Infant, una organización sin ánimo de lucro dedicada a investigar las enfermedades respiratorias más graves de los niños.
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