El sorteo cívico consiste en reunir a un grupo de personas al azar sin tener en cuenta sus conocimientos para que lleguen a decisiones comunes en asuntos de gran relevancia para todos. Se trata de un modelo de la Grecia antigua que se está recuperando ahora cada vez más. Y es la fórmula empleada en Francia y el Reino Unido para las asambleas ciudadanas que buscan cómo afrontar el desafío de la crisis climática. Como explica Arantxa Mendiharat (Baiona, Francia, 1972), que acaba de publicar junto a Ernesto Gamuza el libro La democracia es posible. Sorteo cívico y deliberaciones para rescatar el poder de la ciudadanía (Consonni), en cuestiones tan complejas y a largo plazo como el cambio climático hacen falta alternativas al sistema político de partidos para avanzar en las medidas radicales que se requieren. . “Estas decisiones son difíciles de tomar desde los partidos porque necesitan ser reelegidos”.
Seguir leyendo