En marzo, el virus llegó y arrasó en Madrid. Los centros de salud, el SUMMA 112, las urgencias, las plantas, las UCI y a todos sus profesionales. Ahora, seis meses después y antes de lo que preveían, la segunda ola de covid no los ha arrollado, pero los mantiene bajo presión con un goteo constante que parece haber cambiado de tendencia en la última semana en las urgencias —donde la afluencia de pacientes con coronavirus ha bajado un 40%— y en agudos: desde que el número de ingresados alcanzó su pico de la segunda ola, el 24 de septiembre (3.968 camas ocupadas), ha bajado un 10%, según los datos del Ministerio de Sanidad. Pero esta mejoría no llega todavía a las unidades de críticos, que ya funcionan por encima de su capacidad normal: están al 110%, según el recuento de una red de médicos de la comunidad.
Seguir leyendo