La pandemia ha afectado entre otras muchas cosas a la lucha mundial contra el calentamiento global: ha retrasado los nuevos planes climáticos que los países debían presentar este año para recortar sus emisiones de efecto invernadero durante esta década. Pero, a la vez, los programas de recuperación y estímulos públicos para salir de la crisis económica generada por el coronavirus pueden suponer una oportunidad única para cumplir con el Acuerdo de París. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) considera que si se apuesta por una recuperación verde que incentive las formas de generar energía libres de dióxido de carbono (CO₂), los países podrían enderezar el rumbo y avanzar hacia el objetivo de ese pacto climático: que el incremento de la temperatura se quede dentro de los límites menos catastróficos posibles.
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Vuelos cortos
El Pnuma advierte en su informe del gran impacto que pueden tener en el calentamiento los sectores marítimo y aéreo, que actualmente representan el 5% de las emisiones mundiales. Pero si no se toman medidas, ese porcentaje se puede disparar en el futuro. Por eso el estudio aboga por intentar abordar planes de renovación tecnológica.
Los autores del texto resaltan además la importancia de que los Gobiernos incentiven los cambios de hábitos entre la ciudadanía. Y apuestan por medidas como la sustitución de los vuelos nacionales de corta distancia por desplazamientos en tren, incentivos e infraestructuras para permitir el uso de la bicicleta y el uso compartido de automóviles, mejoras en eficiencia energética de las viviendas o políticas para reducir el desperdicio de alimentos.