Hace justo cinco años, la economista Laurence Tubiana (Orán, Argelia, 1951) festejaba desde la tribuna de la cumbre del clima de París la adopción del ansiado pacto contra el calentamiento global. Tras años de fracasos, el 12 de diciembre de 2015 los 195 países reunidos en la capital francesa cerraron un pacto que obliga a todos los Estados a que se adhieran a presentar planes de recortes de sus emisiones de gases de efecto invernadero. Esos planes deben servir para que se cumpla la meta del Acuerdo de París: que el incremento de la temperatura no supere de media los dos grados centígrados respecto al nivel preindustrial y en la medida de lo posible que no pase de 1,5.
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