La industria de las vacunas es compleja y el libre mercado no garantiza que se descubrirán y fabricarán las que nos hacen falta, ni que se pondrán a disposición de todos. Los efectos externos en su investigación y consumo, los riesgos por contaminaciones y variaciones de calidad y la responsabilidad de los fabricantes por daños, así como las economías de escala plantean problemas agudos de incentivos y concentración industrial que dibujan un mercado con fallos, alejado del modelo competitivo. Por ello es indispensable la intervención estatal. Para estimular la investigación “empujando la oferta” con subvenciones y patentes y “tirando de la demanda”, con campañas de vacunación, obligaciones legales de vacunar y prohibiciones de escolarizar niños sin inmunizar. Pero la covid-19 exige ir mucho más allá, requiere una intervención pública a nivel mundial.
Seguir leyendo