La excepcionalidad del nuevo curso escolar no pasa solo por un cambio de paradigma en las clases con la creación de grupos burbuja o la combinación de la enseñanza presencial con la telemática. Las medidas de seguridad impuestas por la pandemia han obligado a muchos centros a habilitar, transformar y reutilizar espacios de los que ya disponían o a ocupar otros ajenos que les han cedido, con más o menos premura, Ayuntamientos y otras instituciones para favorecer los desdobles, impartir asignaturas no troncales o disponer de más zonas para los recreos y las clases de educación física.
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