Tiene motivos para hacerse oír la España vacía, feliz expresión de Sergio del Molino mucho más precisa que esa ahora en boga de “España vaciada”. Porque ese vaciado hace pensar en un plan maquiavélico, cuando más bien se ha sufrido la falta de plan: el abandono, la desidia, el olvido. Está justificado, decía, que esas zonas despobladas exijan servicios dignos, que se reconozca su papel en la vertebración del país y en el cuidado ambiental. Pero, ay, la historia se mueve contra sus intereses. La población urbana crece sin freno en España (más del 80%) y en el mundo (55% y subiendo). Es una tendencia que se acelera a lomos de la globalización, y que no llegará a revertir el auge del teletrabajo.
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