El coronavirus ha golpeado el mundo este año y las navidades no se escapan del impacto. En el mejor de los escenarios, pocas tradiciones navideñas quedarán intactas. No habrá cotillones de Nochevieja, ni fiestas o cenas de empresa multitudinarias y las cabalgatas de Reyes o los belenes vivientes han quedado descartados en la mayoría de ciudades. Otras esperan para tomar decisiones, pendientes de la evolución de la pandemia. Ayuntamientos, asociaciones y empresas tiran de ingenio para confeccionar unas fiestas a medida de las restricciones sanitarias, la Navidad más insólita.
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